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La hora estelar de Espa?a

La gran revoluci?n espa?ola fue un producto de repercusi?n de varios profundos conflitos sociales: la lucha de «dos Espa?as»: una religiosa y conservativa contra otra laica y progresista; las controversias de la transici?n de la sociedad agraria a la industrial; la elecci?n de una estrategia de transici?n al estado social en condiciones de la Gran Depresi?n que se hab?a desatado. Esta combinaci?n produjo la formaci?n de todo un abanico ideol?gico que inclu?a desde ?cratas hasta fascistas. En tales condiciones el centro liberal se ve?a desmoronado y gozaba de menos y menos soporte. El crecimiento violento del anarquismo fue el rasgo particular de la revoluci?n espa?ola aun comparando con la rusa donde el anarquismo jug? un papel importante tambi?n. Las tradiciones de la solidaridad obrera tambi?n facilitaban el desarrollo de las ideas socialistas, en especial las anarco-sindicalistas.

Cada una de las influyentes fuerzas politicas de la tragedia espa?ola no era monolita. CEDA derecha vacilaba entre el fascismo y el conservatismo, mientras tanto el fascismo trataba de combinar los modelos italianos con la tradici?n conservativa espa?ola y el sindicalismo. Organizaciones liberales se inclinaban ya hacia conservatismo (los radicales) ya hacia los valores social-democr?ticos. PSOE iba desgarr?ndose por la lucha de los socialistas de izquierda (caballeristas) y social-liberales (prietistas, etc.). El campo libertaria se hallaba en un amplio espectro: del extremismo anarquista al sindicalismo moderado pr?ximo a la social-demoracia izquierda. Las controversias m?s ?gudas part?an a los marxistas-leninistas. PCE y PSUC nacional-comunista cre?an POUM marxista-leninista y antistalinista que buscaba una uni?n con CNT su enemigo principal igual como fascismo. Los sindicatos obreros jugaban un gran papel en la vida pol?tica ya que controlaban sus miembros tanto en la situaci?n social como en la pol?tica.

La situaci?n en Espa?a depend?a tambi?n de los procesos globales: la Gran Depresi?n, la lucha entre fascistas y comunistas. La pol?tica del Frente Popular iniciada por Comintern ten?a una gran relevancia para el pa?s. Facilit? una forma de organizaci?n para consolidaci?n de las fuerzas izquierdas y favoreci? el tr?nsito de PCE a las posiciones moderadas. No obstante, la victoria del Frente Popular en las elecciones fue en un importante grado garantizada por el soporte de anarco-sindicalistas.

Las pasiones que ard?an despu?s de que el Frente Popular hab?a ocupado el poder disonaban con la manera moderada del gobierno de realizar las reformas. La elita ideol?gica exaltaba y radicalizaba el estado del ?nimo de las masas. Una sola posibilidad de que ganaran adversarios pol?ticos se interpretaba como una cat?strofe. La pol?tica moderada de los liberales no correspond?a a la profundidad de la crisis social. La situaci?n fue utilizada por militares profascistas para tratar de ocupar el poder y derrotar a la Rep?blica. Aunque Franco y sus generales se indentificaban con el t?rmino muy polisem?ntico «nacionalistas», su ideolog?a ten?a un car?cter fascista.

El intento de los militares de acabar con el gobierno de izquierda provoc? una contraataque inmediata por parte de los sindicatos y los partidos socialistas. Hicieron mobilisarze a la sociedad y distribuir las armas al pueblo. El ej?rcito republicano empez? a formarse como milicia, lo que asegur? el ?xito inicial de los leales en un gran parte del pa?s.

Tanto el mot?n como la lucha contra ?ste fue acompa?ado de terror. El terror de derecha fue sistem?tico, mientras tanto el de los republicanos y anarquistas ten?a un car?cter m?s espont?neo.

El soporte de los pa?ses del Eje ayud? a los rebeldes recuperarse del primer golpe sufrido en los d?as de julio. Y entonces fue evidente que la milicia republicana que llevaba ventaja al ej?rcito en la confrontaci?n urbana no era cap?z de realizar las ataques ofensivas. El intento de la milicia de CNT de atacar Saragoza fracas?. En otras regiones donde el sistema miliciana no se apoyaba en una estructura sindical s?lida en la retaguardia, la milicia fall? tambi?n a organizar una resistencia adecuada a una ofensiva frontal del ej?rcito.

El hecho de que el conflito ib?rico hubiera llegado a ser internacional cogi? de sorpresa a la diplomacia europea. Al principio parec?a que el asunto se resolviera r?pidamente por la victoria del revuelto o por su derrota. En vez de esto empez? una guerra duradera, que en un grado importante fue condicionado por la intervenci?n extranjera. La actividad dipom?tica agitada alreredor de la tragedia espa?ola conduce a ciertos autores a la conclusi?n que el destino de Espa?a no se decid?a en Madrid. Precisamente de tal impresi?n part?an los «?rbitros de los destinos» en Londres, Par?s, Berl?n y Roma. Pero los espa?oles luchando «barajaban las cartas» a la diplomacia europea. Si los republicanos hubieran fracasado a defender Madrid, no hubieron persistido en luchar hasta 1939, «la cuesti?n espa?ola» habr?a sido retirada del orden del d?a muy pronto. El destino de Espa?a se decid?a no s?lo en Madrid, pero y en Madrid tambi?n. A pesar de la opini?n de varios pol?ticos republicanos (inclu?do al Presidente Aza?a), la guerra no era perdida desde el principio, adem?s, los leales recib?an la ayuda oportuna de la URSS, que hasta 1938 jundo con los Brigadas Internacionales equilibr? el factor de la intervenci?n fascista.

Por resistir al fascismo, Espa?a cambi? la situaci?n en Europa. Provocaba tensi?n entre el gobierno conservativo ingl?s y el de Francia, ideol?gicamente pr?xima a la Rep?blica del Frente Popular. No obstante, los l?deres del Frente Popular franc?s, asustados tanto por la revoluci?n como por el fascismo, de hecho tracionaron a la Rep?blica espa?ola. La guerra en Espa?a favoreci? el acercamiento de Alemania y Italia, y ambos el Reino Unido y Francia estaban dispuestos a sacrificar a la Rep?blica espa?ola para que Italia volviera a la Triple Entente. La pol?tica de pacificaci?n, cuya c?spide fue el Tratado de Munich, fue probada primero en Espa?a en forma de as? llamada pol?tica de no intervenci?n. Por motivos t?cticos la URSS particip? en ?sta. Al haberse asegurado de que los fascistas no hab?an terminado de soportar el revuelto, el gobierno sovi?tico tambi?n inici? a prestar ayuda a la Rep?blica. Por causas ideol?gicas y de pol?tica exterior para la URSS era imprescindible que la Rep?blica no fuera derrotada. La guerra espa?ola no fue s?lo la primera guerra de gran escala contra el fascismo, tambi?n distra?a la atenci?n del Occidente, incluso de los nazis, a la destinaci?n opuesta a las fronteras sovi?ticas.

Para la marcha de los eventos en la cr?tica segunda mitad de los 30 Espa?a tambi?n ten?a una gran relevancia como pol?gono militar y pol?tico. Espa?a di? una experiencia militar y pol?tica inapreciable en tales cuestiones como el papel de la aviaci?n y de la artiller?a (los tanques fueron menos efectivos), el balance del frente y la retaguardia, etc. Esta experiencia no fue considerada siempre, y en alguna parte dej? de corresponder al momento cuando comenz? la Segunda Guerra Mundial y sus Blitzkriege. Los expertos militares tanto de la URSS como de Francia ten?an la posibilidad de asegurarse de que «la guerra de los motores» pod?a ser posicional, como la Primera Guerra Mundial, lo que caus? las errores tr?gicos de los 1940–1941.

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El arranque de la guerra civil y el armamento general de los ciudadanos activos en la Rep?blica provocaron no una simple revuelta social-politica sino una profunda revoluci?n social: cambios cualitativos del sistema de la propiedad y del poder. Colectivizaci?n (incautaci?n, socializaci?n) industrial en Espa?a, sobre todo en Catalu?a y Arag?n, produjo un sector econ?mico nuevo, diferente de una manera cualitativa tanto del capitalista como del p?blico, en primer lugar, por un sistema desarrollado de la democracia industrial, participaci?n del obrero en adopci?n de decisiones en la empresa. La actitud negativa de la doctrina anarquista a la democracia como un sistema pluripartidista no les impidi? a anarco-sindicalistas extenderla a la esfera de la producci?n. Apoy?ndose en las estructuras de uniones obreras, los anarco-sindicalistas y socialistas de izquierda hicieron un paso pr?ctico a eliminar la alienaci?n del productor de los medios de producci?n. Pero fue s?lo un paso.

En lugar de la dictadura del gerente lleg? el poder del colectivo representado por su activo (sobre todo por los l?deres sindicales de la estructura de CNT) e influencia casi religiosa de los lemas ?cratos, cualquiera oposici?n a cuales pod?a ser interpretada como contrarrevoluci?n. Sin embargo, el ascendiente de la ideolog?a compartida por una masa importante de los obreros jugaba un papel impulsor, inclu?do en la producci?n. Anarco-sindicalistas y socialistas de izquierda lograron establecer un sistema social relativamente eficaz y democr?tico (en cuanto era posible en las condiciones de la guerra civil), basada en la democracia industrial. A pesar de una grave situaci?n econ?mica provocada por la guerra y la escisi?n del pa?s, la industria colectivizada no dej? toda la industria desplomarse. Introducci?n del sistema de la democracia industrial garantiz? la ?nica eficacia productiva que fuera posible en las empresas espa?olas de la ?poca en la situaci?n de guerra y el bloqueo econ?mico parcial. El mito de que «los anarco-sindicalistas arruinaron la producci?n» puede considerarse desmentido. Al tomar en sus manos las f?bricas, los obreros e ingenieros hicieron lo m?ximo posible. La producci?n para el esfuerzo de guerra logr? a superar los valores de preguerra. Pero el modelo de autogesti?n y democracia industrial coordinada por sindicatos y estructuras sociales semip?blicas no satisafac?a a otras fuerzas pol?ticas, lo que en 1937 agrav? la confrontaci?n en el campo republicano. La lucha contra la democracia industrial desplegada bajo el gobierno de Negr?n (1937–1939) precipit? la ca?da de los valores econ?micos en comparaci?n con los tiempos de Largo Caballero.

La colectivizaci?n rural iniciada por los ?cratas se difundi? extentamente por el territorio republicano. A diferencia de la URSS, no fue causada por presi?n del Estado a los campesinos. En algunos casos la mayor?a de paisanos impon?an la colectivizaci?n a la minor?a, en algunos casos las haciendas individuales se conservaban. A vezes unos grupos de ?cratas radicales llevaban a cabo la colectivizaci?n forzada, pero CNT y los l?deres anarco-sindicalistas se pronunciaban en contra de tales disparates. El apoyo masivo de la colectivizaci?n y su car?cter voluntario para la mayor?a de los paisanos se ve confirmado tambi?n por el hecho de que despu?s del fracaso de los anarco-sindicalistas en su conflito con los comunistas en mayo-agosto de 1937, cuando anarquistas ya no ten?an ni una sola posibiliad de aplicar fuerza a sus adversarios, el movimiento masivo de los colectivos agrarios continu? y aun creci?. En general, la colectivizaci?n produjo un buen efecto en la escala nacional. La situaci?n con alimentaciones en primavera de 1937 se mejor? sustantivamente, las ?reas sembradas crecieron, que admit?an hasta los adversarios de los anarquistas. Los ?xitos y fracasos de colectivos concretos depend?an de sus l?deres, pero en general el movimiento que elimin? por su sola aparici?n la opresi?n tributaria, latufundismo y haciendas parciales demostr? su viabilidad.

De septiembre de 1936 a mayo de 1937 el gobierno republicano encabezado por F. Largo Caballero, que ayudaba a los profundos cambios sociales. Desde el noviembre participaron los anarco-sindicalistas, de esta manera era el gobierno no s?lo del Frente Popular sino de una amplia coalici?n antifascista. La actividad de los ministros anarquistas ten?a un car?cter global democr?tico y no espec?fiamente anarquista, cabiendo en el marco del estado democr?tico. Mientras CNT quedaba en el gobiermo, los oponentes del experimento social-econ?mico anarquista no pod?an desarrollar una ataque seria contra el sector de la democracia industrial. Apenas CNT hab?a dejado el gobierno, esta ataque comenz? y provoc? la reducci?n importante de la revoluci?n social. La presencia de CNT en el gobierno era la condici?n de conservaci?n de la profundidad de la revoluci?n que fue obtenida en el oto?o de 1936. Despu?s de la integraci?n de los sindicalistas al gobierno, realizaron una pol?tica econ?mica relativamente pluralista, que se ve?a apoyada por Largo Caballero y de hecho fue la base del rumbo social-econ?mico del gabinete en general.

Durante el gobierno de Largo Caballero la construcci?n militar de la Rep?blica bas? en combinaci?n de los principios de lo miliciano en el nivel de subdisisiones y lo regular en la direcci?n de las unidades. La combinaci?n citada no salv? a la Rep?blica de la derrota de M?laga, pero ayud? a defender Madrid y vencer al cuerpo de expedici?n italiano en Guadalajara. El gobierno Prieto-Negr?n inici? a arruinar el sistema miliciano, pero no alcanz? las victorias. El entusiasmo se apagaba, el car?cter casto de los oficiales y falta de control por parte de los ?ltimos aumentaban, lo que aceleraba la ca?da de la capacidad de guerra del ej?rcito republicano y sus derrotas en la segunda mitad del 1937. El derrocamiento de Largo Caballero frustr? la preparaci?n de la operaci?n en Extremadura, que pod?a sacar el conflito de la fase posicional qu era fatal para la Rep?blica.

Conflitos internos, m?s propios de la Rep?blica que del r?gimen franquista, no le eran peligrosos como tales. S?lo en breves instantes amenazaban al frente, y Franco no se aprovech? de aquellos momentos. Los conflitos de pol?tica interna afectaran al destino de Rep?blica no tanto por su desarrollo cuanto por el resultado que tuvireron en mayo 1937.

En la primera mitad del 1937 las controversias en el campo leal aumentaban. Comunistas se opon?an contra la revoluci?n que hab?a estallado en Espa?a, por creer que desviaba al pa?s de la sociedad de modelo sovi?tico con que so?aban, adem?s imped?a la victoria de la Rep?blica. En lo ?ltimo coincid?an con Aza?a, Prieto y Negr?n. El centro pol?tico de la Rep?blica declinaba a la derecha, los comunistas empezaban a ser un centro de consolidaci?n de un «partido del orden» que se opon?a a la revoluci?n social. Largo Caballero tom? parte de la revoluci?n espa?ola, porque la cre?a un medio de mobilizar a las masas indispensable para derrotar el fascismo y porque la revoluci?n daba el sentido claro a la lucha: el triunfo de una sociedad nueva sobre la antigua, sin simple conservar aquella Espa?a que hab?a existido antes del 1936. Largo Caballero y sus partidarios buscaban un modelo de una sociedad nueva que se formara en resultado de la revoluci?n y que correspondiera a los principios del socialismo democr?tico. Al conocer m?s bien las ideas que defend?an los sindicalistas que hab?an integrado el gobierno, los caballeristas empezaron a inclinarse hacia la idea de crear una sociedad cuyo n?cleo, estructura principal, fueran los sindicatos obreros.

El 3 de mayo del 1937 PSUC y los nacionalistas catalanes provocaron conflitos armados con anarco-sindicalistas en Barcelona, que fueron declarados «un revuelto anarco-trotskista». A pesar de que las partes consiguieron un acuerdo de cesar el fuego, adversarios de CNT y POUM utilizaron los choques de 3–6 de mayo para imponer su control a Barcelona e iniciar represalias contra la oposici?n. Pero mientras el gobierno de Largo Caballero reten?a el poder, la investigaci?n de los acontecimientos en Barcelona pod?a comprometer a PSUC y a los comunistas en general. Por eso para los comunistas fue principal destronar a Largo Caballero quien se opon?a a interpretar los hechos de mayo como «un revuelto anarco-trotskista». De esa manera la idea de destituir a Largo Caballero planeada por los comunistas ya en marzo lleg? a ser una tarea directa en mayo. Con todo eso, PCE estaba dispuesto a que Largo Caballero quedara una figura formal del jefe del gobierno a condici?n de que todo el poder efectivo y sobre todo el control de las estructuras de fuerza se concentrara en las manos de los comunistas y «centristas» de PCE.

Los comunistas se empe?aban en cambiar la estrategia del gobierno y pol?tica militar, sin detenerse ante destituici?n del jefe del gobierno si fuese necesario. No obstante, eso no quiere decir que planearon de anticipo toda la marcha de la crisis pol?tica de mayo, desde los choques en Barcelona. Estaban dispuestos a actuar decidida y brutalmente, ganando a sus oponentes posici?n por posici?n, pero cuando sus acciones en la Ciudad Condal provocaron una exploci?n de indignaci?n, en el primer momento aun se quedaron perplejos. Es m?s, el resultado de sus acciones en Barcelona no garantizaba en absoluto que derrotaran a sus adversarios y hasta amenazaba sus posiciones propias. En ?sta situaci?n fue los l?deres del ala derecha de PSOE y el Presidente Aza?a quienes salvaron a los comunistas, lo que resulto en un nuevo reparto del poder, donde las posiciones de los comunistas todav?a no eran absolutamente dominantes aunque se reforzaron. Comunistas pod?an aprovecharse de un motivo menos arriesgado para avanzar en el camino de transformaci?n de Espa?a en una «democracia popular». No eran combinadores omnipotentes, su fuerza proced?a de la coherencia con que implantaban el estatismo llevando consigo a las estatistas del PSOE.

Despu?s de los hechos de mayo Largo Caballero pod?a seguir encabezando el gobierno a una de las dos condiciones: sujetarse al dictado y convertirse a una figura nominal o, aprovech?ndose del papel feo del PSUC en los hechos barseloneses, debilitar a los comunistas y formar un gobierno nuevo a una nueva base sindical (al haber igualado a UGT y CNT), ignorando el opini?n del Presindente y apelando a masas organizadas. Eso, por supuesto, violar?a la Constituci?n, pero despu?s del 18 de junio la infring?an muy a menudo. Fue un momento crucial en el desarrollo de la Revoluci?n espa?ola, o sea del todo el mundo tambi?n. ?Nacer?a un nuevo modelo sindicalista que existiera al lado de los variantes de la sociedad industrial regulada norteamericano, sovi?tico y fascista? ?Considerar?an los pa?ses que empezaran el camino del estado social las opciones diferentes: crear una sociedad nueva a base de autoritarismo, pluralismo democr?tico o, como en Espa?a, a base de la democracia industrial?

Es evidente que el gobierno cuyo n?cleo fuera integrado por los l?deres sindicales de CNT y UGT habr?a continuado a realizar las reformas sociales dirigidas a ordenar la colectivizaci?n y la sindicalizaci?n. Tal gobierno habr?a investigado los hechos de mayo de una manera desfavorable para los comunistas, lo que habr?a aflojado sus posiciones en los ?rganes de fuerza y habr?a resultado en que PCE perdiera la lucha por el poder. Sin embargo, si las cosas hubieran ido as?, no s?lo los comunistas sino los socialistas de derecha y los republicanos habr?an perdido el poder. Pero en mayo del 1937 Largo Caballero no se atrevi? a actuar de manera revolucionaria. «El Lenin espa?ol» no tuvo la audacia de Lenin verdadero. Al mismo tiempo rechaz? el papel de un mascar?n de proa de la nave que bruscamente cambiaba el rumbo.

Por no haber atrevido a romper con el sistema partidista-presidencial, Largo Caballero perdi? y el 17 de mayo M. Aza?a le encomend? formar un gobierno nuevo a J. Negr?n, dispuesto a la cooperaci?n m?s estrecha con comunistas. En la primavera del 1937 un golpe pol?tico iba prepar?ndose no en favor de personas sino en favor del bloque de comunistas y socialistas de derecha. Los pol?ticos social-liberales y comunistas eligieron a Negr?n como a la m?s c?moda figura de compromiso.

Los emisares de Comintern participaban directamente en aquellas combinaciones y gozaban de una gran influyencia en la coalici?n de los «vencedores de mayo». Est? claro que sin su apoyo los socialistas de derecha no habr?an logrado vencer a Largo Caballero y la revoluci?n social.

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Los antifascistas ten?an no un solo (exterior) sino dos factores de resistencia como m?nimo (lo que prueba ya la defensa de Madrid): la revoluci?n y la ayuda de la URSS. En la situaci?n en que hallaba la Rep?blica era imposible ganar contando con s?lo uno de ellos. La derrota segu?a no s?lo a la disminuci?n de la ayuda sovi?tica sino tambi?n a la debilitaci?n de la revoluci?n. Al paralizar la revoluci?n, la direcci?n espa?ola nueva mat? los est?mulos de la lucha abnegada por la victoria. Largo Caballero sab?a combinar las ambas fuentes de la fuerza republicana, despu?s de que Negr?n hab?a rechazado una de ellas, s?lo el comienzo de la Segunda Guerra Mundial podr?a salvar la Rep?blica.

Antes de 1938 la ayuda sovi?tica equilibraba la intervenci?n material y t?cnica de Italia y Alemania, y las Brigadas Internacionales, la presencia del contingente militar italiano. A los finales de 1937 la ayuda sovi?tica empez? a reducirse, mientras la fascista aumentaba. La disminuci?n de la ayuda de la URSS fue relacionada tanto con el desenga?o de los jefes sovi?ticos por lo que el nuevo gobierno Negr?n-Prieto fuera incapaz de quebrar el curso de la guerra como hab?a prometido, como con la agravaci?n de la situaci?n internacional, cuando el problema espa?ol qued? menos importante que las crisis en China y Checoslovaquia.

Desde la segunda mitad del 1937 la ayuda sovi?tica iba tambi?n a China y el volumen de abastecimientos al Oriente se descontaba de lo que URSS pod?a dirigir a Espa?a. China era aun m?s importante de Espa?a: ?sta vez la guerra iba inmediatamente junto a las fronteras de la URSS. Detener Jap?n a los accesos lejanos a URSS fue muy importante para los sovi?ticos durante todos los 30.

En primavera-oto?o de 1937 los republicanos obtuvieron una posibilidad de tomar iniciativa, cuando Franco al haber concentrado las fuerzas en el Norte guerreaba en dos frentes. En vez de acumular los esfuerzos en la victoria y preparaci?n de una operaci?n ofensiva, comunistas y social-liberales se peleaban apasionadamente por poder, mientras tanto la Rep?blica perd?a tiempo. En verano realizaron una operaci?n en su estilo, y se qued? evidente que sus m?todos no eran mejores sino peores que el estilo de guerra de Largo Caballero. Y en julio-diciembre del 1937 la oportunidad de captar la iniciativa fue perdida.

Sin embargo la URSS continu? a prestar ayuda a la Rep?blica cuya conservaci?n (aunque la victoria fuera imposible) distra?a Alemania y en especial Italia de las acciones en el este de Europa.

Dosificando la ayuda seg?n la situaci?n de pol?tica externa complicada, Stalin no se negaba a continuar la lucha en Espa?a y fortalecer el control sobre el sistema pol?tica de la Rep?blica. Como demuestra la experiencia de las «democracias populares», aun en las condiciones m?s favorables Stalin actuaba paulatinamente cuando establec?a los r?gimenes comunistas.

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En el mayo de 1937 el lugar del gobierno revolucionario ocup? una coalici?n interesada en apaciguar y finalmente apagar totalmente el fuego de la revoluci?n. Pero la fracci?n m?s fuerte del r?gimen de mayo eran los comunistas quienes por lo moderado que fueran no se negaban a la idea de convertir Espa?a a un pa?s socialista (tal y como entend?an la palabra). El gobierno de Negr?n se ocup? de la decolectivizaci?n pero al mismo tiempo, de la nacionalizaci?n. Fue no s?lo una deviaci?n de los progresos revolucionarios antiguos sino la vuelta del vector de revoluci?n de la autogesi?n al estatismo y estatalizaci?n. El r?gimen que se establiz? en Espa?a en mayo de 1937 representaba una forma inicial de las «democracias populares»: los r?gimenes que se propagaron en la Europa Oriental despu?s de la Segunda Guerra Mundial. La «democracia popular» es un r?gimen prosovi?tico que combina una fachada liberal con el n?cleo autoritario y estatista. La correlaci?n de la fachada y del n?cleo depende de los factores de pol?tica exterior, y en ciertas condiciones la fachada puede vencer al contenido. La «democracia popular» no se limitaba a hacer un «polluelo de cuclillo» comunista expulsar a los aliados, sino era una s?ntesis de dos estatismos: un comunista y otro liberal en una plataforma prosovi?tica.

Los pasos m?s decisivos en la ruta de la «democracia popular» en Espa?a eran posibles despu?s de que terminara la guerra civil y la situaci?n internacional cambiara. Cuando llegara el tiempo, ser?a posible unir a los comunistas y a los partidarios de pol?tica prosivi?tica en un partido unido y allanar a la oposici?n.

Al haber perdido la oportunidad de vencer a los azules, a la Rep?blica le quedaba una sola posibiliad de sobrevivir: tirar hasta que estallara la Segunda Guerra Mundial. Esta oportunidad apareci? en el septiembre del 1938 en relaci?n con la crisis de Sudetes y permanec?a en 1939 ya que la Rep?blica gozaba de un, aunque peque?o, pero suficiente recurso de resistencia para mantenerse algunos meses en la situaci?n impredicable de la Europa de preguerra.

Pero las fuerzas pol?ticas dirigentes inclu?do al primer ministro Negr?n concluyeron que la derrota era inevitable y comenzaron a buscar las posibilidades de minimizar las consecuencias de la cat?strofe. Comunistas implicadas en el combate contra en fascismo estaban dispuestos a luchar hasta el ?ltimo soldado. Pero tambi?n ten?an que actuar en el marco de la pol?tica de Negr?n cuyas maniobras provocaban desconfianza a una gran parte de los republicanos que tem?an quedarse al margen de la evacuaci?n.

En resultado el mot?n de Casado obtuvo un amplio soporte pol?tico, incluso por parte de los partidarios de una capitulaci?n incondicional. El revuelto provoc? el fracaso de la Rep?blica cuando quedaban s?lo cinco meses hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

El derrumbe de la Rep?blica espa?ola fue una prueba evidente del fiasco de la estrategia del Frente Popular y seguridad colectiva que Stalin a tan duras penas hab?a decid?a realizar en 1934–1936.

En resultado de la guerra civil Franco determin? su posici?n de neutralidad a cual se inclinaba ya en los d?as turbios de Munich. Aunque de aquel modo la Rep?lica gan?: desangr? el franquismo y impidi? a involucrar Espa?a en la Segunda Guerra Mundial.

En el mismo tiempo en Espa?a se libr? el primer combate en la lucha que terminar?a por la derrota del bloque fascista en 1945.

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El movimiento hacia la democracia industrial fue terminado no en consecuencia de procesos internos que hab?a ocasionado, sino en resultado de una supresi?n forzosa de la revoluci?n. El hecho de una derrota militar como tal no da lugar a concluir que uno u otro modelo es inviable en lo principal. Hay ejemplos de otras estructuras sociales y pol?ticas que en otras condiciones militares y pol?ticas daban muestras de alta eficacia y viabilidad. El problema de viabilidad de la alternativa sindicalista se resume en la posibilidad de su existencia, conservando su particularidad respecto al modelo «capitalista» y «estatista-comunista».

Es probable que en aquellos a?os los ideales de autogesti?n y democracia coherente pod?an surgir a la realidad s?lo en condiciones extremales. Es dificil decir si la autogesti?n sindicalista lograra sobrevivir en condiciones de la vida cotidiana y pac?fica. La experiencia de muchos pa?ses occidentales y Yugoslavia «socialista» demuestra que la autogesti?n y el federalismo en la sociedad industrial y bur?crata son realizables m?s en su forma que en su contenido, sin embargo, mejoran las condiciones de vida de la gente. Las tendencias globales ist?ricas resultan m?s poderosos que las ideas prematuras. Pero s?lo aspirando a ir m?s all? del horizonte es posible romber el c?rculo cerrado de lo ordinario.

El mismo nacimiento del sistema capitalista basada en los principios de autogesti?n y no de direcci?n estatal hizo la revoluci?n espa?ola uno de los acontecimientos principales de la istoria munidial. Testifica que en la combinaci?n de palabras «estado social» la segunda es de clave. Las reformas sociales engendradas por el colapso del capitalismo espont?neo pod?an realizarse con reforzamiento del estado: a la manera norteamericana, alemana, italiana y sovi?tica, o con reforzamiento de las estructuras de autoregulaci?n de la sociedad, tales como los sindicatos, ?rganos de la administraci?n aut?noma territorial, los movimientos sociales democr?ticos, en una palabra, a la manera espa?ola.

Sean potentes que sean las leyes del desarrollo hist?rico, mucho en la direcci?n de los flujos de historia depende de sus «momentos estelares», como dec?a Stefan Zweig. Las fuerzas sociales llegan al equilibrio y entonces todo depende del «factor sujetivo». El resultado del «momento estelar» determina el rumbo de los destinos de millones de hombres para d?cadas en adelante.

La «hora estelar» de Espa?a es el tiempo de la Gran Revoluci?n Espa?ola de los 30. Este periodo de la istoria espa?ola es un pozo inagotable de las lecciones para los todos que desean transformar al mundo sobre bases de la libertad y solidaridad, los que buscan una alternativa real al autoritarismo y al capitalismo.

Espa?a se hall? en el epicentro de la pol?tica mundial y de ella depend?an los destinos del mundo. Tal papel exige sacrificios, pero al mismo tiempo da la vida y no la vegetaci?n.

En la cadena de los eventos de la pol?tica mundial de los 30, cuando una casta peque?a de los hombres de estado decid?a el destino de millones de hombres, los hechos ib?ricos se singularizan por lo que la historia se hiciera «desde abajo» y los ciudadanos de a pie hubieran atrevido a arreglar su vida a su manera y oponerse a las ?rdenes de los «jefes». Por eso, a pesar de toda la sangre y inmundicia que sobraba en la historia de la revoluci?n espa?ola, sus l?deres seriamente ten?an en cuenta la voluntad de la gente com?n. Esto sucede muy raras veces y cuesta caro.

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